En las laderas verdes del Valle de La Convención, el aire huele a cacao recién abierto y a café tostado sobre leña.
Allí, entre los 1,000 y 1,800 metros de altitud, los agricultores cultivan con paciencia dos de los tesoros más preciados del Perú: el café y el cacao.
Viajar por estas rutas no es solo degustar sabores, es descubrir historias de esfuerzo, tradición y orgullo andino-amazónico.
Cada taza y cada tableta condensan siglos de sabiduría y un amor profundo por la tierra.
El café peruano, reconocido entre los mejores del mundo, nace en pequeñas chacras familiares donde la cosecha se realiza grano a grano.
En lugares como Quillabamba o Pangoa, los cafetales crecen bajo sombra natural, conservando el equilibrio del ecosistema.
El proceso es casi ritual: seleccionar, secar, tostar y moler con precisión.
El resultado: una bebida que encierra notas de frutas, chocolate y caramelo, según la altitud y el suelo donde crece.
Tip de viajero: Prueba el café de especialidad de Quillabamba o Villa Rica. Su perfil es suave, con aroma floral y un retrogusto dulce.
El cacao peruano no es solo un ingrediente, es una herencia.
Sus variedades —Criollo, Chuncho y Trinitario— son joyas genéticas cultivadas por comunidades que mantienen técnicas ancestrales de fermentación y secado.
El cacao Chuncho, originario del Cusco, es considerado uno de los más finos del mundo por su aroma afrutado y textura aterciopelada.
Desde la semilla hasta la barra artesanal, cada etapa refleja respeto por el bosque y orgullo por una tradición que ha trascendido fronteras.
Experiencia recomendada: Visita una finca de cacao en el Valle de La Convención y aprende a elaborar tu propio chocolate artesanal junto a los productores locales.
El valor del café y el cacao no está solo en su sabor, sino en las manos que los cultivan.
Miles de familias campesinas trabajan con cooperativas que promueven el comercio justo y la producción orgánica, transformando su esfuerzo en bienestar y futuro para sus comunidades.
Estas cooperativas no solo exportan productos, sino también una filosofía: producir sin destruir, crecer sin olvidar las raíces.
Recomendado por Kuky Travel: Participa en experiencias sostenibles que incluyan visitas a cooperativas locales en Cusco o Pangoa y degusta productos elaborados artesanalmente por los agricultores.
Una taza de café o una barra de cacao son pequeños universos de historia.
En su aroma, se mezclan la neblina del amanecer, la voz del campesino, el calor del sol y la paciencia de la tierra.
Probarlos en su origen es una experiencia íntima: te conecta con la selva, con los Andes y con el espíritu del Perú que nutre al mundo.
El café y el cacao no solo se degustan, se sienten.
Desde el corazón de Cusco, creamos experiencias a medida para que explores paisajes inolvidables y culturas vibrantes, generando un impacto positivo en cada destino. ¡Vive una aventura transformadora que hará realidad tus sueños!